Brasil, 15 de marzo, 1,8 millones de personas marchando en las calles contra el gobierno de Rousseff, el PT, la corrupción, la inflación, la crisis hídrica y eléctrica, y muchas más razones. Brasileños indignados, insatisfechos, enojados, … Saben por qué tanto ruido? porque esta marca se llama Brasil en nuestros corazones. No sólo en el Top of Mind de los brasileños, sino mucho más profundo que eso. No sólo se cita en la investigación como en el primer país que viene a la mente, sino que tenemos esta marca en el corazón. Esto es mucho más poderoso que cualquier recordación.
Y es por eso que todo lo que toca a esa marca, la reacción del «consumidor» no viene sólo de la cabeza sino del corazón, es visceral. Es una historia de amor. No muy diferente de cuando la gente duerme toda una noche en la fila para comprar el primer iPhone… los que se pegan en los coches y casas pegatinas ‘I love Apple’ …
La Marca tiene ese poder. Soñamos con ella, deseamos, amamos, odiamos. En una crisis luchamos por ella, todos nos convertimos en embajadores. Vamos a la calle bajo el sol y la lluvia, golpeamos la cacerola. Logramos repercusión nacional e internacional.
Una crisis de esta dimensión expone a la marca a su gran momento de la verdad, ¿Cuánto vale la marca? ¿Qué tan preparada está para soportar una crisis que parece un tsunami? ¿Y cómo están preparados sus líderes y voceros para enfrentar la crisis… o huir de ella?
Lamentablemente, lo que vemos en Brasil es poco. No hay una preparación de la Presidente Dilma Rousseff, que ante el tsunami, se escondió y puso a los ministros en primera línea, quienes, aunque son parte de esto, no deberían ser los portavoces de la gente, la misma gente que la elegió como Presidente. De ella es que queremos una explicación. Nosotros no votamos a los ministros, sino a la señora Rousseff.
Dilma Rousseff se pasó el día encerrada en el palacio presidencial. Llamó un gabinete de crisis para monitorear las marchas y subió a los ministros Miguel Rossetto, de la Secretaría General de la Presidencia, y José Eduardo Cardozo, de Justicia, para que se pronunciaran en nombre del gobierno.
Señora presidenta, Grave error. En una crisis un líder no puede temer a los abucheos o las ollas. Una crisis tiene que tener una cara, un portavoz.
Es hora de poner el balón en el suelo y dibujar sus propias responsabilidades. Es el momento de mostrar el amor a esa marca, tanto como la quieren sus «consumidores». Es hora de señalar caminos y no culpables. Es hora de «mea culpa» y no discursos vacíos sin credibilidad.
Como dice un gran líder con quien trabajé, João Bosco Silva, «cuando algo sale bien, ponga a su equipo en la ventana, cuando algo sale mal es usted quien debe estar en la ventana».
Con esta reflexión dejo otro capítulo de esta historia. Volveré con nuevas escenas en próximos capítulos…
Lea el capítulo anterior: Una marca llamada Brasil, parte 1 >
Versión en Portugués
Brasil, 15 de março, 1,8 milhão de pessoas na rua marchando contra o governo Dilma, o PT, a corrupção, a inflação, a crise hídrica, elétrica, e inúmeros motivos mais. Brasileiros indignados, insatisfeitos, revoltados,… sabe porque tanto barulho, porque essa Marca chamada Brasil está no nosso coração. Não só no Top of Mind dos brasileiros mas muito mais profundo que isso.
Não somente a citamos em pesquisa como o primeiro país que nos vem à cabeça, mais levamos essa MARCA no coração. Isso é muito mais poderoso que qualquer recordação.
E é por isso qualquer coisa que toque essa marca a reação do “consumidor” não sai somente da cabeça mais do coração, é visceral. É um caso de amor. Não muito diferente das pessoas que dormem dias na fila para comprar o primeiro IPhone… aquelas que grudam nos carros e casas I Love Apple…
Marca tem esse poder. Sonhamos com elas, desejamos, amamos, odiamos, numa crise lutamos por ela, nos tornamos todos embaixadores. Vamos para rua debaixo de sol e chuva, batemos panela. Fazemos repercussão nacional… e internacional.
Uma crise dessa dimensão expõe a marca a seu grande momento da verdade, quanto vale essa marca? Quão preparada está para suportar uma crise que parece um tsunami? E como estão preparados seus líderes e porta vozes para lidar com ela…ou fugir dela.
Infelizmente o que vemos no Brasil é pouco, para não dizer nenhum preparo da presidente Dilma Roussef, que diante do tsunami, se escondeu e coloca na linha de frente ministros, que sim fazem parte de tudo isso, mas não deveria ser o porta voz do povo, esse mesmo povo que a elegeu. É dela que eles querem uma explicação e uma posição. Nós não votamos nos ministros mas na Sra. Roussef.
Dilma Rousseff passou o dia trancada no Palácio da Alvorada. Convocou um gabinete de crise para monitorar as passeatas e escalou os ministros Miguel Rossetto, da Secretaria-Geral da Presidência, e José Eduardo Cardozo, da Justiça, para se pronunciar em nome do governo.
Grave erro senhora presidente. Numa crise um líder não pode temer as vaias ou as panelas. Uma crise tem que ter uma cara, um porta voz. É hora de colocar a bola no chão e chamar a responsabilidade para si. É hora de mostrar o amor a essa marca tanto quanto seus “consumidores”. É hora de apontar caminhos e não culpados. É hora do “mea culpa” e não de discursos vazios sem credibilidade.
Como dizia um grande líder com quem trabalhei, João Bosco Silva, “quando uma coisa dá certo coloque seu time na janela, quando alguma coisa dá errado esteja você na janela.”
Com essa reflexão deixo mais um capítulo dessa história. A seguir cenas dos próximos capítulos…